En la menopausia son muy habituales los sofocos y los sudores nocturnos, pero, al pasarse, dejan en la mujer una sensación de frío y temblor a causa del cambio de temperatura.
¿Qué son los sofocos? Los sofocos se caracterizan por causar un calor súbito, intenso y muy molesto que provoca enrojecimiento de la piel, sensación de ahogo, palpitaciones y sudor excesivo seguido de escalofríos por las variaciones de temperatura… Esta sensación puede durar entre 30 segundos y 5 minutos y pueden darse durante todo el día e incluso de noche (los llamados sudores nocturnos). Los sofocos están causados por el descenso de los niveles de las hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona, que se produce desde la entrada de la mujer en la perimenopausia, la etapa previa a la llegada de la menopausia, momento en que acaban las menstruaciones para siempre. Como decíamos, estos sofocos causan en primer lugar un calor intenso, pero, al desaparecer, dejan una gran sensación de frío en la mujer e incluso temblores, por lo que es habitual que experimentes frío a menudo si tienes sofocos de manera frecuente.
¿Por qué unas personas sienten más frío que otras? La percepción de frío y calor no es igual para todas las personas. Así, mientras que unas personas son muy calurosas y enseguida se quitan el abrigo, otras permanecen heladas, aunque la calefacción esté muy alta. Esto depende de una serie de factores: - El sexo, las mujeres suelen ser más frioleras por temas hormonales y por tener menos cantidad de masa muscular. Así, la disminución de estrógenos del climaterio causa fluctuaciones en la sensación de frío y calor. - La constitución física, ya que tener mucha grasa o estar más gordo disminuye la sensación de frío. Del mismo modo, las personas delgadas suelen tener más frío ya que tienen menos grasa corporal y son incapaces de mantener su temperatura. - Estar enfermo o no, ya que la enfermedad nos hace estar destemplados y sentir frío, aunque tengamos fiebre. - Seguir una dieta inadecuada o un estilo de vida poco activo. Una dieta hipocalórica o sufrir anorexia nerviosa puede causar mucho frío. - Tener la tensión muy alta o muy baja impide que la sangre circula de manera normal por el organismo, lo que facilita que se tengan los pies y manos fríos, causando frío generalizado. - Algunas alteraciones de la glándula tiroides también pueden provocar sensación de frío constante. El hipotiroidismo, por ejemplo, causa tristeza, cansancio, tendencia a engordar, dolores musculares, somnolencia, caída del cabello, pérdida de memoria e intolerancia al frío. Esto se debe a la ralentización del metabolismo. - El consumo de algunos fármacos como los betabloqueantes, las benzodiacepinas, etc. - Padecer anemia ferropénica, es decir, niveles bajos de hierro en sangre. - Alteraciones en el hipotálamo, la parte del cerebro que, entre otras funciones, controla la temperatura. - Enfermedades graves y crónicas que conlleven pérdida de peso y caquexia, como el cáncer. - Padecer el síndrome de Raynaud, una enfermedad que causa que algunas zonas del cuerpo (sobre todo, los dedos de los pies y de las manos) se sientan dormidas y frías en respuesta a temperaturas frías o al estrés. Este problema está causado porque las arterias pequeñas que irrigan la piel se estrechan, limitando la circulación de la sangre a las zonas afectadas (vasoespasmo).
¿Cómo combatir el frío? 1- Sigue una dieta sana y equilibrada que contenga todos los nutrientes necesarios, además de las proteínas y calorías adecuadas según tu edad y actividad física, y no te saltes ninguna comida. 2- Haz ejercicio físico moderado de manera regular. El ejercicio físico mejora la circulación y ayuda al cuerpo a regular la temperatura. 3- Controla tu peso, no es bueno que estés ni muy gorda, ni muy delgada. 4- Si tienes frío sobre todo en los pies y las manos, usa calcetines y calzado calentito y procura llevar guantes en la calle. Evita ir descalzo y abrígate bien, con varias capas por si tienes sofocos y luego sientes frío. 5- Cuando pases tiempo quieto, trabajando o viendo la tele, usa una mantita para no tener tanto frío. 6- Los masajes ayudan a entrar en calor, sobre todo si notas las manos y los pies fríos. 7- La terapia hormonal sustitutiva, tratamiento farmacológico para la menopausia, puede aliviar los sofocos y sudores y hacer que sientas menos frío después. 8- Existen otros remedios naturales para los sofocos, como no fumar ni beber alcohol, darse un baño de agua tibia de 15 minutos antes de irse a la cama, recurrir a la relajación y la respiración profunda o tomar ciertas plantas. 9- Entre las plantas que ayudan a controlar los sofocos encontramos aquellas que contienen flavonoides que actúan como fitoestrógenos, como el lúpulo, la salvia, Dong Quai, el trébol rojo o la maca. 10- La alimentación es fundamental para evitar y controlar los sofocos. En términos generales, se recomienda seguir una dieta sana y equilibrada y añadir a tus platos algunos alimentos que contienen nutrientes que realizan en el organismo una función parecida a la de las hormonas femeninas, como la soja, las semillas de lino, el tempeh, los guisantes, la alfalfa, las nueces, los plátanos, el regaliz seco, etc.
Fuente: institutodelamenopausia.com/
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Dr Roberto V Salim
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