Es muy importante que te familiarices con tus senos y realices autoexámenes periódicamente, fuera de su periodo menstrual, especialmente si tiene más de 30 años y/o tienes antecedentes familiares de cáncer de mama. La autoexploración es el primer paso para mantener tu salud femenina a través de los años.
Factores de riesgo del cáncer de seno
Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer. Si bien los factores de riesgo con frecuencia influyen en el desarrollo del cáncer, la mayoría no provoca cáncer de forma directa. Algunas personas con varios factores de riesgo nunca desarrollan cáncer, mientras que otras personas sin factores de riesgo conocidos sí lo hacen.
Los siguientes factores pueden elevar el riesgo de que una mujer desarrolle cáncer de mama:
Edad (el riesgo aumenta proporcionalmente a los años de vida)
Antecedentes personales y familiares de cáncer de mama.
Riesgo hereditario o predisposición genética. Existen varios genes hereditarios vinculados con un aumento del riesgo de desarrollar cáncer de mama, así como otros tipos de cáncer. Los genes BRCA1 o BRCA2 son las mutaciones conocidas más frecuentes.
Antecedentes personales de cáncer de ovario.
Sobreexposición a estrógeno y progesterona.
Anticonceptivos orales.
Hiperplasia atípica de mama
Factores de estilo de vida. Incluye sobrepeso y obesidad, alto consumo de alcohol, tabaco, poca actividad física.
Radiación. La exposición a radiación ionizante a edades tempranas puede aumentar el riesgo de que la mujer contraiga cáncer de mama.
Densidad de mama. El tejido mamario denso puede dificultar la detección de un tumor en las pruebas estándares por imágenes, como una mamografía. La densidad de la mama puede deberse a mayores niveles de estrógeno más que a un factor de riesgo particular y, por lo general, se reduce con la edad.
Pasos de la autoexploración
Paso 1: Párate frente a un espejo con los hombros rectos y los brazos junto a la cadera, mírate y palpa las mamas. Busca las alteraciones que se muestran en la figura 1.
Paso 2: Ahora, levanta los brazos y fíjate si ves las mismas alteraciones.
Paso 3: Cuando estés frente al espejo, aprieta un poco los pezones para ver si te sale líquido de uno o ambos (puede ser transparente, lechoso o amarillento, o sangre).
Paso 4: Acuéstate y pálpate las mamas con las manos invertidas, es decir, la mama izquierda con la mano derecha y viceversa. Procura utilizar un tacto firme y pausado con las yemas de los dedos, manteniendo los dedos rectos y juntos. El movimiento debe ser circular, del tamaño de una moneda aproximadamente.
Controla la mama completa de arriba a abajo y de lado a lado: desde la clavícula hasta la parte superior del abdomen, y desde la axila hasta el escote.
Sigue algún tipo de patrón para asegurarte de cubrir la mama entera y de palpar todo el tejido mamario, tanto en la parte delantera como en la parte trasera, variando la presión para sentir todos los niveles de tejido.
Paso 5: Finalmente, pálpate las mamas estando de pie o sentada. Muchas mujeres dicen que la mejor forma de palparse las mamas es cuando la piel se encuentra mojada y resbaladiza, de modo que prefieren realizar este paso en la ducha. Controla la mama completa con los mismos movimientos que se describen en el paso 4.
Exploración mamaria profesional
Si notaste alguna señal de alerta o tienes más de 40 años, debes acudir con tu ginecólogo para que realice una valoración clínica mamaria y, en los casos de hallazgos positivos, solicite una ecografía mamaria o una mamografía para detectar a tiempo el desarrollo oncológico.
En la mayor parte de los tipos de cáncer, una biopsia es la única manera segura para que el médico determine si una zona determinada del cuerpo tiene cáncer. Durante la biopsia, el médico toma una pequeña muestra de tejido para hacerle pruebas en un laboratorio. Si no se puede realizar una biopsia, el médico puede sugerir que se lleven a cabo otras pruebas que ayuden a establecer un diagnóstico.
Qué hacer para reducir el riesgo de presentar cáncer de mama
La prevención del cáncer de mama comienza con unos hábitos de vida saludables, como limitar el tabaco y mantenerse físicamente activa. La detección precoz es también una pieza clave en la prevención.
1. Mantener un peso saludable
El sobrepeso puede aumentar el riesgo de muchos tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de mama, especialmente después de la menopausia. Al llegar a la menopausia, el sobrepeso aumenta el riesgo de cáncer de mama entre un 30-60%.
2. Conocer tus antecedentes familiares
Tener familiares cercanos que desarrollaron un cáncer de mama aumenta el riesgo. Si tu madre o tu hermana tuvieron o tienen un cáncer de mama o de ovario (especialmente a una edad temprana), o si algún miembro de la familia (incluyendo varones) desarrollaron un cáncer de mama, ovario o próstata, será necesario conocerlo para poder tomar medidas preventivas.
3. Hacerte mamografías regulares a partir de los 40 años
A pesar de que existe cierta controversia, los estudios muestran que la detección del cáncer de mama con la mamografía salva vidas. No ayuda a prevenir el cáncer, pero puede ayudar a detectar el cáncer temprano, cuando es más tratable.
Para la mayoría de las mujeres, las mamografías regulares pueden comenzar a los 40 años, pero las recomendaciones específicas varían según la edad y el riesgo.
4. Evitar el alcohol y el tabaco
Cuanto más alcohol bebas, mayor es el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Mientras que la copa de vino tinto puede incluso resultar beneficioso, el consumo excesivo de alcohol se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer.
Existe un vínculo claro entre fumar y el riesgo de cáncer de mama, especialmente en las mujeres premenopáusicas.
5. Hacer ejercicio regularmente
Las mujeres que son físicamente activas, y hacen ejercicio al menos 30 minutos al día, tienen un menor riesgo de cáncer de mama. El ejercicio regular es también una de las mejores maneras de ayudar a mantener el peso bajo control.
6. Llevar una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros
Comer una dieta bien equilibrada de frutas, verduras, grasas saludables y alimentos ricos en nutrientes es esencial para la salud. Asegúrate de incorporar a tu dieta alimentos ricos en ácidos grasos esenciales y antioxidantes, y reducir la cantidad de azúcares procesados y carbohidratos simples.
7. Amamantar a tu bebé todo el tiempo que puedas
La lactancia materna no sólo es buena para tu bebé, también es buena para ti. Se estima que la lactancia materna reduce el riesgo de cáncer de mama en un 4,1% por cada 12 meses de lactancia. Así que cuanto más tiempo estés con la lactancia materna, mejor para tu salud.
8. Evitar los productos químicos nocivos
Hay muchas sustancias peligrosas y tóxicas en algunos de los productos de higiene y belleza que utilizamos a diario. Aunque sobre este tema aún se necesita mucha investigación, parece que algunos de estos productos están siendo vinculados a un mayor riesgo de problemas de salud y cánceres, especialmente los parabenos que se encuentran en desodorantes, champús y lociones para el cuerpo.
Con información de cancer.net
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Dr Roberto V Salim
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